Ponerse en manos de Lorena para recibir un masaje es la posibilidad de entregarse totalmente, de olvidarse de una misma y derretirse.
Mi cuerpo siente su presencia en cada instante y así se suelta, se sabe visto, cuidado y respetado.
Sus manos tocan con contundencia y mucho amor. No hay duda.
Ella está ahí y acompañando respirando y amando.
Me encanta y la recomiendo absolutamente. Es un regalo enorme para el cuerpo y también una gran caricia para el corazón.
Además puede adaptarse a tu momento vital con total respeto. Una maravilla.
Masaje